Leer un cuento es una actividad que no tiene edad; son tanto para los niños/as como para los adultos pero especialmente los cuentos son para los niños y niñas.
La
mayoría de las veces contamos un cuento para pasar un rato agradable o para
relajar a los niños/as antes de dormir pero el cuento puede ser un recurso fundamental en la escuela ya que
tiene una gran potencia pedagógica. Esto se debe a su estructura que sigue una secuencia lineal (comienzo, nudo, desenlace), y a que tienen
una estructura lingüística que la memoria retiene sin mucha dificultad.
Los cuentos
además despiertan la curiosidad de los niños y niñas que permanecen atentos y
expectantes desde el comienzo hasta el final. También nos permite aprender a
imaginar, formando ideas mentales de los objetos reales, realizando
combinaciones múltiples y enriqueciendo así la realidad. Por último nos ayuda a
desarrollar el sentido poético y aprendemos a emocionarnos con las palabras.
Por tanto se le debe dar un sitio
especial y significativo en las aulas. Para conseguir este objetivo es bueno
establecer un tiempo fijo para la
lectura de cuentos en las rutinas del aula y un sitio especial para esta
actividad.
Tradicionalmente, los cuentos se
transmitían de forma oral, pero en la actualidad la principal forma de
transmisión es la escritura. También se puede recurrir a medios audiovisuales e incluso a Internet.
Es fundamental para que el cuento
sea fuente de riqueza para los niños/as que no caigamos en la rutina, que no
los utilicemos con el fin de “educar”, que no se le dé más importancia al
mensaje que queremos transmitir que al propio cuento. En definitiva, el cuento
tiene en
sí mismo un potencial de desarrollo de conocimientos, de valores, de
imaginación, que nosotros debemos ayudar a florecer aprendiendo a ser
narradores y enseñando a los pequeños a escuchar.
Algunas direcciones interesantes
son:
Carmen Aguilera Muñoz
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